¿Madrid de nuevo?

Noviembre en España: es una pena, no voy a poder ir, por diversas razones y responsabilidades. Habrá más oportunidades, continuará...
Me voy a ver el eclipse.

Escape de París

Era domingo a la mañana, yo todavía dormido, tenía pensado pasar la tarde en Madrid; estaba en París en la habitación del hotel. De repente sonó mi despertador de emergencia, no sé si era la primera, segunda o tercer vez que tocaba. Le había pedido al tipo que atendía en el mostrador que -por favor- me levantara a toda costa, porque claro, hacía un día que no dormía y no creía despertarme por mí mismo. No lo hizo.

La receta de como perder un vuelo: no ser despertado a la hora correspondiente (las 8hs); despertarse tarde y querer darse los 20 minutos de gracia sobre la almohada; levantarse y desde la cama mirar un poco de tele para ver como son los canales en otro país; engancharse 20 minutos con algún programa; ducharse rápido para estar fresquito -estaba más lindo el día-; preparar las cosas y no saber a donde ir; encontrar de pedo (de pura suerte) la estación de tren y tener más suerte de que esté cerquísima; caminar unas cuadras mirando alrededor; tomar el tren, bajarse a la mitad por haberse equivocado, volver atrás con otro tren y retomar el correcto; llegar a la terminal de trenes del aeropuerto, tomar un bus de unos 30 minutos hasta el mostrador de información de la terminal y escuchar del empleado 'Usted ya perdió su vuelo hace 45 minutos'. Gracias... Sí, seguí esta lista al pie de la letra y obtuve el tremendo resultado.

Pero si el avión estaba ahí, por qué no lo puedo tomar? porque ya paso el tiempo de embarque. En la cola de información conocí a una pareja de Madrileños cuyo paradero era el mío. Habían llegado un poco más temprano pero preembarque ya estaba cerrado (claro, porque estaban en embarque, no se desperdicia personal y mas cuando es alquilado). No manejaban bien el inglés y nada de francés -me pregunté como sobrevivieron en París, luego les pregunté- fuimos a lo que sería la atención para pasajeros y nos dijeron -en castellano- que no habría vuelo de la empresa hasta mañana y que de todos modos, estaba completo.

Pensé en el árbol de soluciones, había varias opciones: esperar varios días al próximo vuelo; comprar otro pasaje de avión que esté próximo a salir; volver en algún otro medio de transporte -auto alquilado y manejado alguno de los Madrileños que seguro tendrían licencia habilitada (yo no)-; o volver en el tren que justo ví cuando andaba por la estacion de trenes del aeropuerto. Les dije a ellos que tenía un plan y me siguieron.

Fuimos al mostrador de Air France y le pedí a la mina que me diera el vuelo más cercano a París. Yo quería el precio, como en la verdulería, quiero saber el precio y después veo que hago. Me daba vueltas, me preguntaba cosas, me preguntó si era menor de 25 años -no analizaría esta pregunta hasta dentro de un rato, quiza crucial fueron esas palabras- y luego me diría el costo. Superior a 600 euros. Bueno no era una opción, ni para mí, ni para los Madrileños (una rama menos del árbol). Como dato curioso agregó que el vuelo ida y vuelta salía 500 euros (estamos todos locos?).

Los Madrileños parecían perdidos y les ofrecí una de mis soluciones. Me acompañaron a las oficinas de TGV, a un colectivo de distancia de donde nos encontrábamos. La que atendía era una francesita meticulosa que hablaba un inglés con acento raro (francés :). Apurándola, le pregunté qué tenía disponible para Madrid. Tenía un tren para dormir en el viaje a 122 euros, salía casi a las 20hs y llegaba a las 9hs y pico del otro día, no me convencía. Volví a consultarle por la disponibilidad de otro medio de transporte y me respondió: 'Leélo de mis labios: no hay otra manera de ir', macanuda. Los Madrileños tomaron esta opción inmediatamente y recibieron las instrucciones, porque era otra estación de la cual saldría el tren para Madrid, Austerlitz. Les dije 'chau, buena suerte' y volví en círculos mientras pensaba. Volví al mostrador y le pregunté si se podía comprar un pasaje y devolverlo (para cubrirme). Se podía pero retendrían un 20% sobre precio del ticket.

Volví para el aeropuerto, vería la posibilidad de cambiar el pasaje para luego devolverlo y de paso, ver si había alguna otra manera de ir en avión. Porque si llegaba al otro día, perdía el bus a Granada; quizá podría cambiarlo -pero no quería ponerle más dificultad a la cosa-. La que atendía fué muy amable, me dío mucha información, por lo visto Iberia también tenía vuelos, me dió los teléfonos. Volví al mostrador de Air France para preguntar, a la que me había atendido, por qué lo de los 25 años? si hubiese sido menor, el precio del vuelo era 125 euros, la diferencia abismal.

Traté de llamar a los números de Iberia que me habían dado, tenía mi celular pero estaba en modo roaming -sería caro- así que busqué un teléfono público, tampoco sabía si los números serían gratuitos en Francia, probé llamar de una. No pasaba nada. De vuelta en el mostrador, preguntando donde podía conseguir las tarjetas para llamar. Fuí al kiosko, 7 euros y tenía mi tarjeta. De vuelta en el teléfono, consulté por los vuelos salía uno en unas horas, pero desde otro aeropuerto del otro lado de París, Orly. El pasaje costaba también 600 euros... pensé en lo de los 25 años y le pregunté si había algo como aquello, había un precio para estudiantes, 124 euros. Pero tendría que certificar tal calidad, no tenía nada y había fallado en esto al intentar entrar al Louvre. Qué difícil!, de todos modos, le pedí el localizador de reserva.

El plan era ir hasta Orly y ver si conseguía el pasaje en avión. Tendría también el ticket de TGV como as bajo la manga, un as bastante caro, pero si me sobraba tiempo podría pasar por Austerlitz y devolverlo -el tipo (yo) realmente no tenía noción alguna de las distancias involucradas-.

Fui para otra terminal del aeropuerto (de nuevo en colectivo), para el mostrador de Iberia, estaba completamente vacío. Según alguien no habría actividad hasta las 17hs. De vuelta al teléfono público, le dije a la que atendió que en el aeropuerto no había nadie -yo quería saber si podia tomar el pasaje en categoría estudiante- me dijo que tenía idea; me arriesgué y compré el pasaje usando el código de reserva que obtuve en la llamada anterior. Tuve que usar la tarjeta. Para el momento tenía dos pasajes para Madrid. Había gastado 7+122+124 euros extra... Antes de irme hice una cola que duró algunas horas para ver si podía cambiar el vuelo que perdí. Fué en vano, era un vuelo perdido sin recambio. Plata y tiempo quemados. A la estación de trenes.

Compré un pasaje abierto para todo el día, para poder cambiar el pasaje de TGV, el ticket París Visite, 17 euros más. Ahora estaba con el tiempo justo, tenía que atravesar todo París para llegar a Orly, y tomar el vuelo que salía a las 17hs. Orly era lejos. Me terminé recorriendo todo París en tren. Estaba mucho más alerta en la combinaciones, tenía el tiempo justo. Un francés me explicó lo de los trenes, hay varios trenes que pasan por el mismo lugar y van a distintos lados, uno tiene que fijarse cual viene en los paneles que andan por el andén.

El tiempo no estaba de mi lado y me pareció perder uno de los trenes. Todavía faltaría un colectivo más de la terminal de trenes de Orly al aeropuerto.

Corrí el último tramo, llegué al mostrador de Iberia y directamente dije: 'perdí el vuelo de las 17hs', porque cuando uno afirma ellos tratan de negar, trató pero no pudo.

Había perdido mi vuelo de emergencia! no era mi día: me desperté tarde, me confundí de tren, perdí el vuelo, perdí un tren, perdí plata, perdí otro vuelo, perdí el día en Madrid... pero tenía mi TGV bajo la manga y las esperanzas de otro vuelo.

Esta vez la fortuna me sonrío y conseguí cambiar el vuelo a las 19hs para Madrid (a las 23hs salía el bus a Granada) me dejaba tiempo para cenar. Todavía no estaba seguro de ser admitido como estudiante, no estaría seguro hasta haber pasado el preembarque al menos. Dí unas vueltas, aproveché la tarjeta de 7 euros para llamar a casa, los créditos se evaporaron a los 50 segundos.

Consulté, por si acaso, había un mostrador o local de TGV en el aeropuerto en el que estaba. Otra vez, con suerte y contradiciendo las palabras de aquella empleada 'macanuda', había una y pude devolver mi boleto; recuperé lo de la devolución, cargado a la tarjeta.

Sólo me quedaba esperar 45 minutos e hice eso. Pasé el preembarque y ya estaba en carrera. Al fin, por una grieta, pude escaparme de París.

Au Revoir París!

(Domingo 10 octubre)

París Tour (Día)

Amanecía en París, yo seguía en Place du Trocadero deseando que el frío llegara a su fin. Es increíble el frío que se sentía. Había una exposcición en la galería de un museo adjunto, Kabuki, sobre actores japoneses (no se salían del tópico oriental).

Eiffel de díaComo era demasiado temprano, para desayunar en algún lugar debía esperar. Usé uno de los baños a monedas, cuarenta centavos de euro, vienen con una máquina lavamanos.

A esta hora se empieza a llenar de personas que quieren una buena foto de la Torre Eiffel, también el cielo se llena de estelas de aviones. Como nubes que duran horas.

En este momento, a corto plazo, pensaba en subir a la torre -después lo olvidaría- almorzar y luego ver el Arco del Triunfo de día (o al revés). Yendo para la plaza donde está el arco, me encontré con el Museo de Arte Moderno, Palais de Tokyo. Una construcción imponente, pero estaba vacía -sin exposiciones-, sólo servía de resguardo para algunas palomas y gente. Parecía bastante abandonado si lo comparaba con otros edificios.

RomanescuEra la calle que llegaba al arco, en el medio tenía una plaza suficientemente grande como para alojar un mercado de feria (uno de esos típicos mercados de feria francés). Muy pintoresco, todos eran negocios familiares, y toda la familia colaboraba.

Había de todo -en cuanto a comida- la mayoría eran pescaderías con productos frescos, o con especialidades (spécialité); los mariscos (cangrejos gigantes, langostas, langostinos, gambas) estaban en su mayoría vivos, muy vivos. También había verdulerías, carnicerías, panaderías y rotiserías.

Champs-ElyséesYo estaba muriéndome de hambre. Al pasar por una panadería me quedé pensando que comprar, y la chica que atendía me ofreció probar un budín de chocolate. El chocolate no me gusta, pero el hambre me hizo sucumbir. Terminé comprándome algunas cositas para el día.

Lo recorrí por completo, pasé por una verdulería y ví una (hortaliza o verdura) rarísima, me llamó mucho la atención porque me recordaba a la construcción de un fractal. Le pedí a la encargada si me dejaba sacar una foto y casi no podían creer lo que oían. Me dió cosa no poder comprarles algo en agradecimiento, porque no sólo me dejaron sacar, sinó que también me explicaron como se le llamaba y como se escribía el nombre.

ArcoEncontré una plaza oculta en reconstrucción cerca del área donde se encontraba el mercado. Era un lugar muy interesante para ver o estar, pero bueno, cerrado por la obra. Seguí mi camino.

Ví el Arc de Triomphe de día, estaba superpoblado de turistas, autos y ómnibus que traían más visitas constantemente. Ya no era lo mismo que en la madrugada. Me dí cuenta bien de que lo estaban arreglando el andamio en la parte superior se notaba mucho más.

ShoppingLos shoppings estaban llenos, me metí en uno para ver los precios, era un Fnac -igual a la cadena que está en Madrid-, tenía los mismos productos de siempre, quizá más variados (más opciones, otros colores) y con precios ligeramente superiores, pero superiores al fin.

Me llamó la atención un GPS bluetooth con el mapa de París, el hecho de saber que lo compraba a un precio superior me llevó a dudar, tampoco tenía muchos euros encima.

Grand PalaisRecorrí los Champs-Elysées de día. A la altura del Grand Palais des Beaux-Arts; y del Petit Palais -uno en frente del otro, el último bajo una más intensa reconstrucción-, me desvié para contemplar la maravilla de esa construcción.

Estaba por entrar a la exposición: Images du Monde flottant, pero cuando me enteré de la hora desistí inmediatamente, no podía, lamentablamente. Será para otra ocasión. Tenía el Louvre.

Grand Palais des Beaux-ArtsAl salir contemplé nuevamente la belleza del edificio y sus decoraciones.

La vista me llevaba hacia el Hotel des Invalides y el Musée de l'Armée.

Todo en reformas (hasta el sitio web) pero no tan intensas, sólo una minúscula sección estaba cubierta por andamios.

Las galerías del museo eran gratuitas y había una visita especial a la tumba de Napoleón, que era paga. Había leído sobre las múltiples capas de la tumba, notable.

Musée de l'ArméeSaqué unas fotos al museo y decidí irme hasta el Café de Flore, lleno de gente. ¿Qué tenía este lugar de especial?: era un café al que iban algunos de personajes de la escena artística, escritores, yo sabía de Albert Camus (L'Etranger).

Tomé un café, mientras contemplaba la variedad de personas que me rodeaban, algunos eran turistas y el resto, la mayoría, parecían locales. Se vé que sigue siendo lo que solía ser, me refiero a que no es únicamente para turistas, sigue funcionando como un café.

Pasé por la iglesia de Saint-Germain y luego por la Place Saint-Michel, la fuente de la plaza tenía el recordatorio a la liberación de la ocupación alemana, a la memoria de los muertos en combate. A esta hora, este punto de encuentro no estaba tan lleno como en la noche anterior, pero ya se empezaba a llenar. Antes del Louvre tenía que pasar por Notre-Dame.

Notre-DameNotre-Dame se encuentra en la Ile de la Cité, una isla en medio del río Sena. Este lugar es sagrado desde los tiempos romanos (hubo un templo a Júpiter). La catedral es una obra sorprendente, es "la" construcción gótica por excelencia (al menos en Francia) y eso se ve fácil. Ya había pasado de noche y es tan impresionante como de día, ocupa casi dos manzanas. Aunque tardaron trescientos años en construirla, llega a tener novecientos de antiguedad.

Notre-Dame InteriorMuy cerca de la catedral está el Palais de Justice, como empezó a llover en este momento. La Rue de Lutèce estaba cubierta por lluvia y gente con paraguas, salvo alguien, el primitivo que iba parando en los árboles para no mojarse tanto, yo.

Al fin, le tocó al Louvre. Imperdible obviamente. Como ya lo había corroborado varias veces, es inmenso. Prácticamente viene con advertencia: 'Elegí lo que querés ver y vé eso, si te queda tiempo libre, seguí con el recorrido del museo'. Cuando bajé para sacar la entrada, leí que era posible para la gente con menos de 26 años, haber entrado gratis el viernes. Ya era sábado. También leí que era gratis para estudiantes, me agarré la cabeza, no había traido ninguna credencial, libreta o documento "inútil" fuera de Buenos Aires. Pagué por eso. Es bastante diferente al Museo del Prado, principalmente debido a la magnitud del Louvre, me dió la impresión de estar en un laberinto tridimensional de salas y galerías. De todos modos fuí al grano: el retrato de Mona Lisa, La Gioconda.

Sala de La GiocondaAlrededor del cuadro habría aproximadamente 6x2 metros de personas empacadas que alzaban cámaras de todo tipo y flasheaban constantemente. Al grito de 'fuego a discreción'.

Un vidrio o filtro de varios centímetros de espesor absorbe la mayoría de la luz proyectada hacia la pintura. Comparado con lo que esperaba ver, debo decir que ligeramente ví, a través del polarizado. Brutal, dicen que estuvieron 3 años para restaurarla. Hace 6 que está permitido sacarle fotos. Ves algunos con camaras descartables sin flash, creyendo que sacan una foto. Ves a los que se vienen preparados con las digitales configuradas para las peores condiciones de luz. Igual se vé, pensé. Pero el filtro defiende, sólo a varios metros del cuadro se puede ver bien, si te acercás, la luz sobre el cuadro empieza a decaer.

El Louvre es un producto de consumo masivo. El tipo que estaba ahí cuidando el cuadro me dijo -después de comentar lo de la restauración y eso (le pregunté si todos los días era así)- 'pero no ven que está amarilla la piel', 'no entienden que hubo que restaurarla', para cerrar un 'bienvenido a Francia' después de mi 'adiós'.

La GiocondaMe puse a recorrer el resto de pinturas italianas, francesa, españolas, esculturas, etc. La otra estrella es la Venus de Milo. Mucho antes de terminar el plan básico, cerraban el museo. Volví para el hotel que me había gustado ayer por la calle Tiquetonne, esa zona estaba con plena actividad. Hoy quería dormir y me tenía que asegurar de encontrar un lugar. Los locales estaban repletos, había desfiles, actuaciones. En este momento, caminaba sólo por inercia.

El hotel que me gustaba no tenía mas lugar 'Complet' dijo la viejita que atendía, macanuda, amable. Si vuelvo reservaré ahí. Le pregunté por donde había otro y me mandó a unas cuadras, fuí y tampoco tenían lugar. Pregunté lo mismo que al primero, fuí a otro, y a otro... Cuando me estaba por resignar a dormir en la Terminal (aeropuerto) encontré uno que tenía lugar. 45 euros, porque tenía ducha.

LouvrePensé en ducharme (aprovechar la inversión) y luego tirarme un rato, con energías renovadas, subiría a la torre Eiffel para cenar y luego sacarle una foto al esqueleto prendido en luces. Pasar por la Bastilla. Ubicar la Gare du Nord para tomarme el tren al aeropuerto.

Al fin pude pensar en descansar.

A la mañana siguiente se terminaba París y volvía para Madrid que la sentía como casa desde donde estaba.

París Tour (Noche)

Al llegar, mi objetivo era -vagamente- encontrar un alojamiento económico, tenía una dirección de un hostal para jóvenes muy económico, de la guía que lo saqué se lo calificaba como espartano. No cumplí directamente con mi fin porque había tanto para hacer que me olvidaba intermitentemente. Estaba en la Place Saint Michel, con su famosa Fontaine, es el punto de encuentro más común y está lleno de gente que espera más gente. A unas cuadras esta
Saint Germain, y a unas más La Sorbonne.

SenaFuí caminando hasta la zona del hotel, cuando crucé el Sena ví la torre Eiffel por primera vez, impresionante, no sabía que tenía un faro arriba. Dos haces opuestos de luz son proyectatos sobre la ciudad, y todo el esqueleto de la torre tiene iluminación en su interior. Al verla me pareció más grande de lo que la imaginaba, sobresale mucho entre los edificios. Si seguís mirando ves la isla en medio del Sena, donde se encuentra Notre-Dame.

Se veía el Louvre, después. Claramente es un palacio y no un museo.

En las orillas del Sena hay muchos restaurants, los menú son muy interesantes. Los precios son más altos que los de Madrid y Barcelona. Se asemejaban a los de la riviera con las mesas y toldos, lástima que el clima estaba muy otoñal.

La mayoría de los restaurants son hotspots de wifi, supongo que es por el sistema de pagos, para cobrarte usan una maquinita inalámbrica que te dejan en la mesa, le insertás la tarjeta y validás con tu pin.

La gente de la calle es muy amable, en medio de la noche podés preguntarle a cualquiera en inglés y te responde con direcciones -si conoce (y si no está ebria/o)-, en los locales esto no se cumple, entienden inglés pero no les gusta usarlo. Me parece bien, el francés es un idioma hablado en varios países no es una cosa tan rara, me parece bien que pretendan que lo sepas. Realmente me hubiese gustado saber francés.

Fontaine de la Place de la ConcordeTodos los lugares estaban llenos, y cada tanto veías un grupo de irlandeses recorriendo buscando los bares irlandeses, en varias ocasiones me preguntaron como llegar, recién al segundo día podía responderles con certeza. El bar irlandés más grande era una fiesta que llegaba hasta la calle, la gente sobre las mesas y cantando, todos con algo verde (al menos una bufanda). Lo raro fué para mí que no había muchas mujeres irlandesas. Veía incrédulo a los locales parisinos, generalmente asiáticos, de la generación del 70, una de las cosas que más me sorprendió. Al principio pensé que eran los turistas de China y Japón, pero cuando los escuché charlar en francés, usar sus móviles y meterse en restaurants para cenar con amigos se hizo evidente. Había leído de las olas de migraciones a París en alguna parte. La población de París que yo ví era en parte europea, luego de india, gente de áfrica y la mayoría asiática. Los supermercados chinos, eran supermercados indios en París. La gente que salía de noche tenía toda la plata, los veías en su Porsche saliendo del garage llamando a los otros por el cel.

Saint-EustacheMe metí en un restaurant cerca de la zona de Saint-Eustache, lleno de lugares para cenar. Como no estaba más en España, tristemente sólo había un plato principal y una entradita. Entonces elegí una ensalada, lasagna de salmón y 500 centímetros cúbicos mousse de chocolate para el postre (a pesar de que no me gusta el chocolate, era deliciosa). El menú es bien mediterráneo, mucha pasta y aves, más parecido a restaurants argentinos que los de España.

Mientras hablaba -o trataba de comunicarme- con el mozo por una dirección, un tipo se dió vuelta, se metió en la conversación y resultó que era de Estados Unidos. Se ve que extrañaba mucho escuchar a alguien en inglés porque pensó que era de un país de habla inglesa por mi acento. Le ví desilusión cuando pronuncié 'Argentina', no le importó igualmente, se detuvo a charlar y me contó lo que había ido a hacer (trabajar en un contrato por dos años, sólo tres días a la semana, con pasajes mensuales ida y vuelta para él y su familia; un empleo de muy buen salario agregó), era un tipo de treinta y pico que ya extrañaba a las dos semanas (me contó de la casa y el campo). Su familia era en parte canadiense y había tenido francés, así que no lo limitaba la barrera del lenguaje, comentó que el acento es muy diferente al de Canadá. Fué él quién me dió las indicaciones precisas para encontrar la dirección del lugar que buscaba, su mapa era muy preciso (hecho en EEUU). Los mapas que yo tenía no tenían la calle directamente, era una especie de pasaje en diagonal en alguna manzana.

Plaza cerca de Saint-EustachePara llegar al lugar que buscaba atravesé una plaza muy bella, cerca de lo que es la Place de la Bourse, Bourse de Paris - Palais Brongniart, una plaza circular que rodea un edicificio circular, la bolsa de comercio. Una plaza con el estilo del siglo XIX, columnas de acero enredadas por plantas florecidas sosteniendo parras, muy espacioso, todo iluminadísimo, no había nadie más que yo.

Al volver a la calle una francesa y dos franceses trataron de quizá pedirme que les sacara una foto, pero no les entendía nada, uno de ellos no estaba sobrio y se reían mucho de él. No intenté hablar en inglés, estaba cansado de hablar. Hubo momentos en que pensaba sólo en inglés, ya me aturdía de usar un idioma distinto por tanto tiempo, y todavía faltaba mucho para que dejara de usarlo. Quizá entendí al norteamericano.

Cerca de algún bar, me crucé con un parisino y su vaso de cerveza en la mano, me habló algo y le atendí, pero ignoraba completamente lo que me decía (esto pasaba siempre que alguien me hablaba en francés, sólo escuchaba blablablabla...), no parecía alcoholizado y volví a intentar entender, esta vez con éxito al escuchar las palabras 'extasí, cocaín'. Ahí me reí, yo estaba recorriendo para buscar el lugar más barato de París y el tipo vió un posible cliente en mí (alagado). Le dije 'no, grazie' y seguí.

Eglise de La MadeleinePor todos los lugares que pasaba me detenía a mirar, al final cuando llegué al hostal estaba lleno -se llenó con los que venían adelante mío al entrar-, el tipo que atendía me dió indicaciones para ir a otro. La idea de conseguir una habitación compartida no me convenció tampoco, guardé la dirección y tomé otro rumbo.

Así que usé mi última dirección: el Tiquetonne, en la calle del mismo nombre. Cuando fuí para la zona noté que era la que más me gustaba, la calle era sorprendente, hecha con adoquines tipo mármol blanco, nunca había visto algo así. Estaba lleno de negocios de diseño, cerrados por la hora. Llegué a la puerta del lugar que buscaba, pero estaba todo cerrado, toque timbre y esperé para enterarme que estaba completo.

Adinaste si pensaste que pasaría la noche en las calles de París.

Cambio de plan, recorrer todo París, primer dirección: Arco del Triunfo (Arc de Triomphe) -debe estar cerca, pensó el ignorante-. Caminé y caminé, claro estaba del otro lado de París, el plan no existía más porque iba a recorrer todo París antes de llegar al Arco. En el orden que me lo encontré.

Eglise de La Madeleine, una iglesia iluminada en el centro con una cruz, construida en medio de una calle, tipo una construcción griega o romana. Hay varios nombres para las calles en París, encontré Rue, Faubourg, Avenue, Esplanade y las plazas como calles: Place. Me detuve un rato para sacarle una foto y descansar cerca de un café.

MetroLas bocas de acceso al subterráneo en las cercanías de Louvre, están hechas con estilo art nouveau, cuando ves eso comprendés la atención que se le presta a los detalles, hasta que nivel.

Pasé por Louvre de noche, lo había visto desde el otro lado de Sena, la entrada estaba sobre la avenida por la que andaba. Se veía tal cual es, enorme, demasiado grande para un museo. Demasiado para una sola visita, sabría después.

Sobre la vereda hay cada tanto salidas de aire del metro, aire caliente, algunos que duermen en la calle aprovechan esto, las palomas también. Encontré tambien una alcantarilla que desprendía una columna de vapor, todavía me intriga de donde vendría.

LouvreSobre la misma avenida del Louvre, hay muchisimos lugares para salir, bares, fiestas, más para parisinos que para turistas, más para parisinos de plata.

Les Champs-Elysées, siempre con el Arco del Triunfo en el fondo, deben ser unas cuantas cuadras. Nunca las conté y aparte mi mapa se olvidaba de algunas calles.

Al caminar me encontré con las fuentes de agua que había en Barcelona, parece que alguien se copió de alguien...

Place de la 
<br />ConcordePlace de la Concorde, en el centro un obelisco decorado con motivos egipcios rodeado de cuatro fuentes.

Cada vez que ves algo impresionante, te encontrás al lado cuatro o cinco más para hacer el lugar simétrico, eso pasa con las fuentes de esta plaza.

Pasé por el Grand Palais de noche, el edificio que más me gustaría de todo el viaje, estilo 1900, hecho mitad de acero y mitad concreto, decorado de esculturas excelentes.

Arco del TriunfoDespués el último tramo para llegar a la Place Charles de Gaulle-Etoile, y el arco de fondo, estaban restaurándolo así que la parte de arriba estaba apagada.

Es un arco inmenso, volví a pasar al otro día para tomar una foto a la luz del sol.

En España y en Francia muchos monumentos que ví estaban en restauración, es otra cosa que noté, se invierte, se trabaja mucho en mejorar y restaurar. La contra es que hay períodos en se cierran al público.

Ahora lo más cercano relativamente era la Tour Eiffel, accediendo por otro monumento en Trocadéro.

Tomé rumbo para allá, me metí por un barrio, había embajadas y edificios altos. Es fácil encontrarla por el tamaño que tiene.

Tour EiffelAl fin llegué, cuando la ví me quedé a comntemplarla mientras amanecía, faltaban horas nada más. Había estado caminando toda la noche y se hizo evidente. Mucha gente estuvo en la madrugada tomando fotos, charlando.

Debajo de la torre se ve el Champs-de-Mars, luego un lago artificial. Había una medialuna azul a veces nublada en el cielo.

Llegué a tomar una foto con la luna y la torre.

Obituario

Hoy terminó eurotrip junto con mi llegada a casa y este mensaje. Invito a las generaciones venideras de eurotrippers a demandar su derecho de viajar y de publicar sus eurotrips. No llegué a cumplir con mi plan de ir a Londres y me olvidé de algunas cosas que tendría que haber traído. Salvo eso, la experiencia fué única, muy -pero muy- interesante, imperdible -y desde ya- costosa. (tampoco tanto)

Agradezco a todos los que me acompañaron, acosensejaron, recomendaron, explicaron, contaron, dieron asilo y me ayudaron como amigos. Realmente ya empiezo a extrañar esa otra vida, temporal, casi ínfima y definitivamente incompleta que tuve en Madrid.

Así que exrañaré mi primer almuerzo. Ahora mismo, allá deben estar pensando a donde van.

La Alhambra

Editando, proximamente...

Granada Tour

Editando, proximamente...

Escape de París

Editando, proximamente...

Viaje a París

Estuve unas horas -antes de la salida del vuelo- en el Corte Inglés devolviendo el lector de memoria, no me servía y atendiento a los consejos de muchos, volvió a manos del proveedor. Era tensionante porque se me terminaba (bastante rápido) el tiempo para el preembarque y según recomendaciones de la aerolínea debería estar ahí tres horas antes a la del vuelo. Esto no sucedería más de ahora en adelante.

Al final, a cualquier viaje en avión le tenés sumar seis horas más de preembarque, embarque, desembarque, más lo que te espere de viaje desde el aeropuerto hasta donde realmente querés ir. En esto pensaría mientras viajaba al centro de París.

Llegué con una hora de ventaja al final. Estuve esperando junto con un pasaje completo de AeroMexico que habían tenido 30 minutos de atraso, luego escucharía la voz por el micrófono indicando una nueva espera de 30 minutos para que finalmente, mientras abordaba se oyera la misma voz comentando el retraso indefinido. Mucha gente sin rumbo.

Mientras esperaba leí el libro turístico de París y anoté algunos lugares a los que ya quería ir. Algunos de ellos no serían parte de este viaje. París es bastante grande y más grande para quien no sepa francés. Por suerte, en el Metro de Madrid, aproveché y me compré un bocata (sandwich de pan francés) de jamón (jamón crudo) para apaciguar el apetito voraz -heredado en mi estancia madrileña-.

No entiendo porqué se hace cola para subir al avión (o para subir al colectivo que te lleva al avión). Si todos tenemos asientos numerados a esa altura ¿por qué?. Ojo, algunas personas sí entienden este concepto y siemplemente se sientan para luego relajarse, leer, comer, charlar y/o reflexionar (quizá reflexionan sobre esta misma situación).

Barajas está lleno de pistas o cintas transportadoras horizontales, para que no tengas que caminar, fué gracioso para mí en primeras instancias, porque estoy acostumbrado a que tal comodidad no exista. Luego vería lo mismo en los aeropuertos parisinos y en las últimas instancias me haría falta.

Al subir la escalera disfruté de algo que por mucho tiempo no sentiría, la brisa cálida de aquel verano interminable de Madrid. Qué placentero recuerdo, una tarde deliciosa, ahi dejaba una parte de mí que se quedaba contemplando. Fuí el último en subir por esa razón.

Como siempre en el transcurso del eurotrip, tuve suerte con el asiento, esta vez me tocó el de la puerta de emergencia, o sea, no había asiento delante mío. No era tampoco para tanto, porque el tiempo en el aire era menor a dos horas.

Bocadillos en el aireLa atención en el vuelo fue espléndida, yo pensaba que no servirían nada y de golpe, trajeron una bandeja con dos croissant, uno de jamón y otro queso, galletitas dulces y saladas, queso untable, manteca. Ofrecían un opcional de vino creo que a un euro, a mi derecha, un acompañante lo precisó. Luego hubo otra ronda de bebidas y café. Con esa bandeja mi anhelo gourmet había desaparecido.

Al despejarse unas nubes ya se veía Francia, diferente a España en el color del cielo apagado. Sospechaba que el clima no sería lo mismo, más adelante confirmaría aquello con mi propia piel. Emocionante ver por primera vez el Sena, el río que atraviesa la ciudad, esta particularidad, realza la diferencia con Madrid, yo esperaba que al ser dos grandes capitales europeas tuvieran grandes similitudes.

El aeropuerto me pareció inmenso, quizá porque en todos los otros (Ezeiza y Barajas) despegué o aterrizé en la noche. Junto con mi 737-200 de Aerolíneas Argentinas aterrizaban un Air China, y un Aer Lingus irlandés en la misma terminal. Al descender por la manga, ya empezaba a sentirme perdido por desconocer el idioma. El ambiente en Charles de Gaulle era bastante frío y poco confortable.

En minutos se llenó todo el lugar con parte de la población de China y estaba yo en medio de todos sobresaliendo, por lo menos no tenia frío. Al rato, apareció el pasaje irlandés totalmente entonado, disfrazados (hasta con barbas falsas) de esos enanitos que cuidan la olla con el oro abajo del arcoiris. Esto y su conducta me llevaron a creer que filtraban alcohol en las toberas de aire acondicionado para la cabina de pasajeros en su avión. El personal francés los despachó inmediatamente. Al rato llegó un pasaje de Japón. Logré pasar la aduana.

El problema con este aeropuerto (y también con el otro de París) es que no tienen acceso o no están conectados ni con la red de subterráneos, ni con la red de trenes. No se porqué esto es así. Pero ponen a tu servicio un transporte colectivo desde el aeropuerto a tales lugares. Así que perdes más tiempo para llegar a donde querés, y luego peligrosamente perdés más tiempo para el preembarque, alguien inteligente se percata de esto -yo no lo haría-.

Abordé el tren a París, no tenía un lugar específico a donde quería ir pero había cuatro o cinco estaciones que pertenecían al centro. Elegí una mas o menos en el medio. En el viaje, unos irlandeses probaron que seguían siendo civilizados inclusive despues de aquella atmósfera etílica. Charlaron conmigo en inglés, no hablé mucho porque moría de frío, tal agonía se prolongaría por toda mi estancia parisina y algunos días en Granada.

Al subir las escaleras y caminar un poco por la estación, salí a la noche, vi las luces de París por primera vez.

Café de Flore

¡Qué ganas tenía de venir a este lugar! y obviamente no me arrepentí, como para menos. Voy a dedicarle un lugar específico a esta experiencia.

La esquina del Café de FloreEl lugar estaba completo cuando llegué asi que esperé unos minutos hasta encontrar ubicación, de paso, lo recorri con la mirada: tiene el estilo típico del siglo 19, esperaba que la mayoría de la clientela fuese turista, pero también es un sitio frecuentado por locales. La atención es de lo mejor, realmente la atmósfera es muy agradable.

Es el famoso café parisino al que concurrieron en alguna época; el novelista Albert Camus -famoso por L'Etranger- (la razón por la que fuí); el gran filósofo Jean-Paul Sartre; en fin, el lugar favorito de muchos artistas y escritores del siglo 19, como todos lo categorizan.

Café de FloreTiene dos plantas, la baja y la alta, también se puede aprovechar la terraza, afuera, casi sobre la vereda. Es una esquina muy concurrida y rodeada de comercios. La zona es el 6th Arrondissement, cerca de Saint Germain des Prés (la estación de metro del mismo nombre). Yo fuí de tarde, pero está abierto diariamente desde las 7hs de la mañna hasta la 1:30hs de la madrugada. Según tengo entendido, se hacen lecturas en la planta alta a la tarde, no logré presenciar ninguna.

Se ve de todo en las mesas pero lo común -o lo mejor- para pedir es un café y croissant. El café viene acompañado con un pequeño chocolate, envuelto en un paquete con la marca 'Café de Flore'.

Anteayer llovió en Madrid

La primera vez que veo lluvia sobre la ciudad desde que llegué, a pesar de que fué bastante escada me alcanzó para poder contemplarla.

Rumbo a París

Siguiendo los consejos del sabio maestro y teniendo en cuenta el feriado en Argentina, modifiqué la fecha de retorno a mi patria. El cambio costó 100 dólares.
Para gastar este fin de semana largo he elegido dos destinos: París y Granada. París obviamente tiene aeropuertos internacionales, pero no Granada -ni uno-, por lo tanto, pasaré por Madrid cuando vaya hasta Granada.
El vuelo de Madrid (Barajas) a París (Charle de Gaulle) lo hago por las famosísimas Aerolíneas Argentinas porque es mi empresa favorita -y también es la más barata-. El costo es de 188 euros.
A la vuelta -en Madrid- me tomo un bus de ida a Granada, para dormir y de paso viajar. Saldré de Granada hacia Madrid al día siguiente y aprovecharé para dormir de nuevo. Esto cuesta 28 euros.
El beneficio de volver a Argentina es que ahora tengo 5 horas extra de vida para consumir -las perdí cuando vine-.
Volverán a verme el Martes, espérenme con comida porque ya no tengo más plata definitivamente.
Me compré la guía Michelin de París a 16 euros, la de Granada ya la tengo.

Todo es comer

Sí, recopilé todos los platos típicos de Madrid que llegué a degustar. Algunos fueron en la noche otros en el mediodía, pero nunca de casualidad. Los fuí pidiendo a medida que me iba enterando.

Cocido Madrileño Cocido Madrileño, un plato que se sirve los miércoles en el restaurant al cual a veces va la gente con la que trabajé estos días.

El primer plato (como todo menú en Madrid, son dos platos) tiene que ser la sopa (del cocido) que hace la pareja perfecta. No es una comida exquisita, es más es común y muy simple.

Viene con garbanzos, carne, verduras, papas (patatas), zanahoria, chorizo, morcilla y grasa. Parece que se le pone de todo. Me gustó mucho. Y sí, eso blanco semirectangular que se vé es un cacho de grasa.

GazpachoEl Gazpacho es rarísimo. Es una sopa fría a las veces de consomé, bien fría y condimentada como una ensalada.

La pedí en otro de los restaurant de todos los días. La primer cucharada cuando me dí cuenta que realmente estaba fría fue la peor. Ahora me empezó a gustar más. Para el verano.

Por lo que me dijeron, el gazpacho casero está mucho mejor. Tomé junto con el plato tinto de verano.

Gambas al AjilloLa especialidad de un restaurant cerca del apart (El Abuelo), Gambas al Ajillo, lo dice en el frente por eso lo sé.

El restaurant es conocido por el vino generoso que hacen. Tienen bastantes platos típicos, pero en general, sólo estan al mediodía.

Este plato que pedí, se sirve hirviendo, con el aceite aún burbujeante. Es muy rico.

El Abuelo es un típico Bar de Tapas, con lo cual a la noche, los platos que hacen no son para alimentarse, sinó para acompañar a las bebidar. Pedí una doble para acompañar.

CallosCallos, es como mondongo, pero mucho mas picante e increíblemente grasoso, también lo sirven hirviendo y también lo pedí en El Abuelo.

No me gustó tanto. Se vé la caña al lado del plato.

Algo loco que ví fue Sopa de Melón.

Días festivos

Calendario para el año 2004

1 de enero
Año Nuevo

19 de marzo
San José

8 de abril
Jueves Santo

9 de abril
Viernes Santo

1 de mayo
Fiesta Del Trabajo

28 de julio
Fiestas Patrias Peruanas

29 de julio
Fiestas Patrias Peruanas

3 de agosto
Santa Rosa De Lima

8 de octubre
Día De La Marina

12 de octubre
Fiesta Nacional

1 de noviembre
Todos Los Santos

6 de diciembre
Constitución Española

8 de diciembre
Inmaculada Concepción

25 de diciembre
Natividad Del Señor

Veranillo de San Miguel

Después de hablar con mucha gente acerca del clima en Madrid, salió este tema. Mi pregunta era siempre ¿cómo puede hacer tanto calor en otoño?, alguien respondío mencionando el Veranillo de San Miguel, un fenómeno climático que se repite cada año y en el cual, de los últimos días de verano hasta los primeros de otoño, la temperatura supera los treinta grados centígrados.

Conocido también como el Veranillo de los Arcángeles o el Veranillo del Membrillo.

Anteayer, estaba por el centro (Puerta del Sol) y vi unos tipos filmando una película. El escenario intentaba armar un ambiente invernal en el que nevaba, la nieve era artificial, usaban ventiladores, filtros como toldos gigantes y la gente estaba abrigadísima al sol que pegaba con toda la fuerza. La típica escena montada sólo para hacer propaganda a la película.

La cuestión es que estoy a gusto, espero que en Argentina haga calor como debe ser: asfixiante.

Granada

Para ir a Granada lo mejor es el bus, cometí el error de asumir al tren para este rol. Todos dicen que tenés que ir allá.
Granada
Alhambra-Patronato
Continental-Auto
Autobuses Granada-Madrid, 958-25 13 50

Todavía no tengo plan, creo que llego.

Los últimos días

Se acerca el fin. Creo que después de las dos semanas empecé a extrañar donde estaba antes. Anteayer pasé por un restaurant argentino por la zona de Palacio y en la vidriera tenían un mate, yerba, dulce de leche, cerveza quilmes, fernet branca, alfajores havanna. Me reía mientras recordaba.

También extraño la gente -indeseable, en su mayoría- a la que estoy acostumbrado a ver y oir.

Toledo

Que día complicado. Según la consulta rápida que hice el viernes, el tren para Toledo salía a las ocho de la mañana o a las diez. Llegando luego de dos horas de viaje, más o menos. Decidí aprovechar el día así que me desperté a las 6:30hs de la mañana, terrible. Conseguí los billetes en tiempo y forma, el tren para Toledo es lo que se llama un regional, o sea, un tren común. (de más esta decir que tenía ventanas y asientos reclinables)

Fuí para el andén 5, esperaba mi tren a las 8:44hs. Me senté en un banco y a las 8:50hs vi como mi tren se iba. Sí, había perdido el tren por no haberme percatado que era un tren corto y donde estaba sentado la máquina no llegaba a aparecer. Podría haber sucedido también que me tomara el tren anterior que salía para Granada (de lo cual estuve al borde).

Al rato que retomé la realidad, decidí ir a cambiar el boleto, por suerte no hubo más que hacer una cola. Tuve que esperar un poco más de una hora en la estación, para hacer algo de tiempo desayuné un jugo de naranja de 2.5 euros. Esta vez no perdería el tren.

El viaje fué cómodo, había mucho paisaje para ver. Las estaciones me trajeron el recuerdo de las estaciones viejas y solitarias de los pueblos bonaerenses, pero con el sol que pega más intensamente. El tren no llegó a la estación Toledo, estaban haciéndole arreglos, por suerte la empresa de trenes (renfe) ponía a disposición de los pasajeros autobuses para el transalado hacia la última estación.

Toledo es una ciudad en la que se mezclan varias culturas, originalmente fué parte del imperio romano, tras la caída de Roma, la tomaron los bárbaros, luego visigodos. Al tiempo la tomaron los árabes y por último, fué recuperada (o conquistada) por los españoles. En cada cambio de posesión se aportaban construcciones y razgos culturales propios.

¿Qué esperaba ver en Toledo?, acero toledano, espadas, armaduras, escudos y cosas así. Y estaba lleno de eso. Toledo es una ciudad fortificada, rodeada por un río (el Tajo) y construída sobre una montaña. Casi instantáneamente me trajo el recuerdo de un castillo medieval, sólo que es más grande que un castillo.

La entrada fué por el este de la ciudad, a través del Puente de Alcántara (alcántara quiere decir puente en árabe), el puente de roca es de construcción romana y fue reparado varias veces, según dicen. La bienvenida es con una escalera de dos cuadras más o menos. Toledo sería todo subir y bajar.

Un museo fue el primer lugar en donde entré, en un edificio viejo con un patio interno y un aljibe, me gusto más la imagen del patio interior y su jardín que todo lo que habría en el museo.

El estilo de las calles me hacía acordar a las partes intrincadas de Barcelona, aunque Toledo no resultaba tan obscuro. Cada tanto había una plaza, como la de Zocodover, que abría camino a la Calle del Comercio. Los negocios tenían carteles que decían zoco o bazar (zoco, negocio; bazar, tienda de regalos), como en Las Mil y Una Noches. Siguiendo se pueden ver armaduras en los negocios y varias espadas para comprar (150 euros, la que me gustaba).

Era hora del almuerzo, me dediqué a buscar un lugar, los precios lucían menores a los de Madrid. Recorrí bastante hasta que llegué a una terraza. Esperé por media hora y nadie me atendió, salí a buscar otro y no encontré nada abierto, volví al primero pero esta vez me metí dentro, ahí logré que me atendieran por fin. Esto de almorzar fué una idea malísima, porque perdí -al menos- dos horas (en todo el ida y vuelta), que sumándolo con las otras dos horas del tren, sería demasiado.

Terminé de almorzar y decidí que el tiempo no me iba a vencer. Partí hacia la catedral en el centro, de vuelta entre los pazadisos. Había pasado antes pero el precio del boleto de entrada me había detenido, ahora de tarde era gratuito... bien. La catedral de Toledo es inmensa, y la decoración del interior es muy superior a todas las que había visto en el viaje. Decían que no se podía sacar fotos, pero la gente sacaba.

Caminando pasé por una iglesia en la que se celebraba un bautismo. Crucé un barrio judío, entré un poco a mirar, había también una sinagoga.

En las cercanías de la catedral, estaba el Alcázar de Toledo (palacio), ubicado en la parte más alta de la zona que estaba recorriendo (el casco histórico). Lo estaban reparando de uno de los lados. Caminé alrededor y se veía la construcción, lo están haciendo a nuevo?. Me fuí para la Mezquita del Cristo de la Luz, que le habían hecho mucha propaganda en las oficinas de información turística, lo que más me gustó fueron los jardines adjuntos, el edificio está restaurado.

Bajando para el lado oeste, llegué hasta una iglesia en la que se celebraba un casamiento, estaba lleno de gente. Parece que hoy era un día especial. La iglesia era bastante interesante tenia cadenas en las paredes, como para colgar algo del tamaño de un cuerpo humano.

En este momento, tenía media hora para llegar al otro lado de Toledo a pie, porque de otra manera mi tren se iba sin mí. Tenía cosas pendientes por ver, la entrada por el puente del oeste y el museo El Greco. Otra vez sería, pregunté por una manera de llegar al otro lado y era imposible, el colectivo no iba a pasar. Caminé mucho y rápido, volví a ver todo lo que habia visto antes pero mas rápido. Estaba de vuelta en el principio, llegue con unos minutos de sobra.

El tren salió a las siete y la tarde ardía dorada.

Me gustó Toledo, es otro lugar imperdible, no sólo por las construcciones, la catedral, la vida de las calles, sinó también por el entorno montañoso en el que se sitúa con el río rodeando por debajo.

2 Minutos

Me voy

Barcelona Tour II

Dormí demasiado para alguien que estaba en Barcelona de visita por dos días y quería aprovechar esos días al máximo. Esto me sucede siempre -inevitablemente- pero nunca acarrea consecuencias indeseables, no fué la excepción tampoco. Me levanté y en la habitación en que estaba -era en un departamento muy antiguo- la ventana tenía pequeñas aberturas que dejaban pasar la luz, hice algo de ruido sobre el piso de madera. Dejé una nota de agradecimiento y me largué a la calle.

¿Y dónde estaba? ayer había llegado en auto y no ocurrió que averiguara la dirección. Caminé hasta encontrar alguna calle con nombre para ubicar fácil en el mapa, no hubo complicación como yo esperaba. Prácticamente todas la calles tienen nombre. Lo mismo pasa en Madrid y en Toledo, nunca podrías perderte.

El primer objetivo fué buscar un lugar para comer. Creo que cuando hay que comer, lo mejor es tomar el primer lugar que tenga comida y que sea posible pagarla. El almuerzo del segundo día -solo por suerte- fué mucho mejor, aunque más caro que en el primero.

Tenía ganas de volver a la playa una vez más...

Quería ver el Arco del Triunfo, la Plaza de Toros, y una iglesia construída por un maestro (el maestro?) de Gaudí. Fuí para el primero. Un monumento grande, hecho de ladrillo con decoraciones. A diferencia de las Puertas que están en Madrid, se podía pasar -más bien, era normal- atravesar el arco. Caminando por la plaza llegué hasta un parque, ayer había pasado pero no sabía que habría dentro, así que seguí con los otros destinos, este día decidí visitarlo.

El Parque de la Ciutadella es un lugar imperdible, tiene un Museo de Zoología, un Parque Zoológico, un Museo de Geología, un Museo Nacional de Arte, el Parlamento y varios monumentos también. Según la historia, la superfiecie había sido antes un barrio (el barrio de la Ribera), luego por orden real (y como castigo?) se había construído una fortaleza con forma de estrella (ciudadela militar), para derribarla y finalmente construir el parque.

Una de las cosas más impactantes fue la Cascada en el Parque, es un antiguo acuario (clausurado?), tiene una fuente enorme y adornada por serpientes de mar que la custodian, las serpientes de mar son cinco, cada una con un estilo diferente de alas y cuerpo, algunas tenían alas de membrana, otras de plumas y otras eran mecánicas. La decoración es típica del siglo XIX, se ven los musgos formados en el cauce de la cascada, el verde de plantas mezclado con el gris del material y mármol, las escaleras y la terraza, dando esa sensación de clasicismo de la época. Hacia arriba se ven estatuas muy interesantes y la cima esta coronada por un carro (Carro de la Aurora), que es similar a otros que he visto en Madrid. Me atrajo mucho este lugar por los detalles misteriosos, hay varias purtas -como la del acuario- que estan selladas, y otros sectores cerrados con reja ¿quedará algo ahí dentro?.

También hay un lago -que me pareció demasiado pequeño para el parque- en el cual se pueden alquilar botes, cercá de ahí está el Mamut, una estatua de no más de cuatro metros de alto de un mamut, tranquilo -por su mirada- en medio de los árboles. Como éste, hay un muchos otros pequeños monumentos ocultos entre la vegetación del parque.

Paseando por los jardines vería una pareja de recién casados sacándose fotos. Eran los segundos que habría de ver en el viaje. La fuente cercana era una mujer recostada dejando caer su cabello sobre el agua, me gustó. La batería de la cámara se quejaba.

Saliendo del parque pasé otra vez por el local donde alquilaban bicicletas y patines, según me habían contado era un negocio de un argentino. Para llegar a la Plaza de Toros o a la iglesia tenía que atravesar una de las partes más intrincadas de la ciudad.

El Palau de la Música Catalana estaba escondido en medio del laberinto, contrastaba de manera notable con la zona de comercios y viviendas bajas, con pasajes y callejones estrechos. Existen en la ciudad dos sectores en donde la ciudad deja de ser de urbanización moderna con manzanas cuadradas (aunque son casi hexagonales) y se transforma en un escenario medieval de película, la calle y las paredes se hacen de piedra, desaparecen las veredas y se pierden las líneas rectas. Los portones se conservan en su forma y tamaño, enormes, quizá para que entre gente montando sus corceles. Sólo faltaría ponerse una capa, las botas de cuero e ir caminando con una lámpara de aceite (estoque -rapier- y espada corta).

La Plaza de Toros de Barcelona tiene paredes de ladrillo y está adornada con huevos de gallina gigantescos -sólo llegué a ver tres- sobre los pilares que forman el estadio, cubiertos con un mosaico de azulejos blancos y azules. En el fondo, se ve un edificio con forma redondeada de metal, no avergüé nada sobre aquel.

Volví a la estación para ver si había un viaje a Madrid más temprano, no había. Descansé un rato en un parque viendo a la gente sacar a sus perros o a sus hijos.

Otra vez, en el centro de la ciudad veía los preparativos para del último día de la fiesta de La Mercè '04 (la patrona de Barcelona) y de Forum 2004, se comentaba que habría fuegos artificiales lanzados desde el mar y cosas así. Salvo por eso la plaza estaba más tranquila que ayer. Pasé por una iglesia gótica en el centro, de vitrales enormes, la luz del sol atravesándolos dejaba columnas de polvo brillante en los techos arqueados.

Llegué hasta la iglesia que quería ver. Resultó ser interesante y nada más. Saqué unas fotos, me compré helados de limón al agua. Más tarde en ese día vovería a comprar helado, pero de crema. El lugar al que fuí para la cena no me convenció para nada, en la mesa de al lado había una pareja de viejos -probablemente ricos- que pedían de todo y reclamaban atención especializada, yo tenía mi límite para gastar, por lo que no podía imitarlos.

Foto que quise sacar y ya no tenía batería: la luna llena con una cruz de iglesia gótica en medio.

Salí el domingo a las 23:30hs, para Madrid, esta vez con casi todas las plazas llenas en el Eurobus.

Vestigios de la ciudad olímpica.

En el viaje de vuelta, pasé por un campo de generadores de energía eólica, era de madrugada y sólo podía contar los del fondo por las balizas parpadeantes, eran muchísimos. Dormí menos que a la ida.

(26 de septiembre)