La Garganta del Diablo

De noche, como un transeúnte más de las tinieblas, el destino no puede tener un nombre más apropiado. Mientras la selva crepuscular no parece adormecer, la Luna llena permite crear la escena perfecta de un sueño, irreal y majestuosa. La escaza luz realza los detalles más brillantes y delicados de la textura del agua corriendo caprichosamente, volviéndose un azul profundo antes de caer al vacío blanco.

Garganta del Diablo de noche, Cataratas del Iguazú

De día, en el mirador de la garganta se puede sentir el agua salpicando y la emoción casi como teniendo alas (el vencejo de cascada sobrevolando, mojándose y posándose en la roca húmeda casi detrás de los saltos.) El paisaje entero se transforma a cada instante, dando la impresión de que la tierra se traga el río de una vez.

Garganta del Diablo de día, Cataratas del Iguazú

Cataratas del Iguazú: y otro clásico que no conocía, digno componente de las siete maravillas argentinas o del mundo, si es que alguien recopila esa lista.

Una intriga pendiente que surgió fue de la historia del nombre. Está la leyenda, pero para mí no deja claro el origen:
Boi -una serpiente habitante del río Iguazú- requería una bella joven Guaraní. Naipí sería sacrificada, al conocerla, el cacique Tarobá intenta evitarlo. La noche anterior se escapa con ella en canoa. Enfurecida Boi quebró el cauce para atraparlos, convirtiendo la cabellera de Naipí en los saltos y en los árboles arriba a Tarobá. Boi vigila sumergida en la garganta que no vuelvan a unirse pero en los días de sol el arcoiris los vuelve a conectar a pesar de eso
Si esta es la leyenda que le da el nombre, me falta esa parte.