Podría decir que el Computer History Museum es un lugar donde podés encontrar tu primer computadora, siempre. Esta observación viene de haber visto a un ingeniero de Apple sacándole una foto (con su iphone) a una TI99 y luego escucharlo sonriente diciendome "esta fue la primer computadora que compré con mi propio dinero".
De ahí me puse a buscar y buscar, encontré la mía, una MSX.
Hay cosas sorprendentes, como las máquinas Enigma usadas para cifrar mensajes en la segunda guerra mundial y partes de las Colossus, las que descifraban esos mensajes para los aliados. Las primeras computadoras, algunas curiosamente traían ceniceros incorporados. Discos rígidos grandes como lavarropas. Y las glamorosas supercomputadoras como la Cray-2 y una hermana de la Deep Blue. Inclusive uno de los primeros servidores de Google.
Del lado artístico, tienen una de las máquinas que usaban en Lucasfilm/Pixar para la película Toy Story (y otras.) Además tienen la tetera real que se usó por primera vez para probar el modelado por computadora y que se convirtió en el icono del modelado 3D.
Los tipos que atienden el lugar parecen estar muy contentos con lo que hacen y han podido conocer a muchísimos de los partícipes de la historia misma de la computadora y la informatica en general.
Arboles de Navidad, frescos
Ese era el anuncio del local donde se encontraba un jardín de árboles de Navidad "al natural" a la venta. Lo había visto en películas, pero me llamó mucho la atención verlo en persona.
Me puse a pensar ... En la rama dentro de una habitación, chorreando resina: todo un asunto. Y luego, en lo que pensarán si ven los árboles de plástico y alambre que se abren como un paraguas. Cada cual con su costumbre.
Al final, llegué a ver las hojas rojas de Otoño. Igualmente, no hace tanto frío como esperaba, aunque todavía no pasé la primer noche.
Me puse a pensar ... En la rama dentro de una habitación, chorreando resina: todo un asunto. Y luego, en lo que pensarán si ven los árboles de plástico y alambre que se abren como un paraguas. Cada cual con su costumbre.
Al final, llegué a ver las hojas rojas de Otoño. Igualmente, no hace tanto frío como esperaba, aunque todavía no pasé la primer noche.
Otoño en Silicon Valley
En los próximos días estaré disfrutando la melancolía otoñal del valle. Aprovechando mi estancia, trataré de ir a los lugares que me faltó visitar y sacar algunas fotos de las hojas rojas en el paisaje (si queda alguna.)
Tendría que empacar ropa abrigada, el pronóstico de la temperatura -según el termómetro de pared en esta misma página- varía en promedio de 7ºC a 14ºC, para los próximos 10 días. Veremos como se aproxima a la realidad.
Al otoño furtivo de este año, casi lo pasaba desapercibido si no era por este viajecito. Aunque ultimamente tampoco es tan primaveral la sensación. Estuve viviendo de verano a primavera-verano y de nuevo lo mismo... Y, la verdad es que me encantó. Saquemos el invierno, ¿o acaso lo necesitamos para algo?
Mientras preparo todo me doy cuenta de que nunca he publicado "Consejos para un viaje a Estados Unidos" y quizás lo haga, algunos consejos son los mismos de un viaje a Europa: cambiando adaptadores, voltajes, medios de transporte, etc. Listo.
Volveré a un Buenos Aires casi estival.
Tendría que empacar ropa abrigada, el pronóstico de la temperatura -según el termómetro de pared en esta misma página- varía en promedio de 7ºC a 14ºC, para los próximos 10 días. Veremos como se aproxima a la realidad.
Al otoño furtivo de este año, casi lo pasaba desapercibido si no era por este viajecito. Aunque ultimamente tampoco es tan primaveral la sensación. Estuve viviendo de verano a primavera-verano y de nuevo lo mismo... Y, la verdad es que me encantó. Saquemos el invierno, ¿o acaso lo necesitamos para algo?
Mientras preparo todo me doy cuenta de que nunca he publicado "Consejos para un viaje a Estados Unidos" y quizás lo haga, algunos consejos son los mismos de un viaje a Europa: cambiando adaptadores, voltajes, medios de transporte, etc. Listo.
Volveré a un Buenos Aires casi estival.
Nike 10K
Otro año más que se repite esta carrera. Por alguna razón -como el año anterior- el clima era perfecto para correr, brisa y sol. La vez pasada me sirvió para entender el significado de correr, así que no pude faltar.
La primer diferencia con la Nike 10K 2006 fue que la Creamfields no quedaba en el mismo lugar, con lo cual, no había buena música. La segunda era que había muchos más participantes.
Tambien a diferencia del año pasado, esta vez las calles se camuflaban de celeste, comparadas con el amarillo de la carrera pasada. Por suerte, llegué tarde y no tuve que bancarme tanto la espera de la largada que -como siempre- fue caminando. Tomé ritmo y seguí por un buen rato a una pareja, me servían de rompehielo para correr tranquilo. El túnel no me sorprendió y cuando vino la subida, simplemente aflojé el ritmo; sin problemas. El cuerpo prácticamente no se quejó, era en su totalidad una cuestión mental, de tranquilidad y de concentración.
Del "cartel endorfina" no ví a nadie, busqué banditas negras en las muñecas de los corredores pero no encontré ninguna, si encontré las rojas de las "águilas de fuego" y también las verdes, de los "no corredores que corren".
La hidratación estuvo bien, quizá por casualidad los puestos de Gatorade no estaban debajo de los sauces y se evitó aquel pantano de gelatina. La llegada tampoco pudo ser esa trampa mortal, sabía que por más que hubiese carteles y arcos no había llegado a ningún lado, así que corrí hasta encontrar la meta real.
Al final, chip por medalla, pasé a buscar una botella de agua; y otra de Gatorade edición limitada Nike 10K, de manzana: dulce pero bien. Ya quería escapar, pero se hizo inevitable la espera para el guardarropa, los organizadores cometieron el error de usar la misma carpa del año pasado y obviamente se saturó.
Casi me olvidaba, el grito de guerra de un tipo era:
La primer diferencia con la Nike 10K 2006 fue que la Creamfields no quedaba en el mismo lugar, con lo cual, no había buena música. La segunda era que había muchos más participantes.
Tambien a diferencia del año pasado, esta vez las calles se camuflaban de celeste, comparadas con el amarillo de la carrera pasada. Por suerte, llegué tarde y no tuve que bancarme tanto la espera de la largada que -como siempre- fue caminando. Tomé ritmo y seguí por un buen rato a una pareja, me servían de rompehielo para correr tranquilo. El túnel no me sorprendió y cuando vino la subida, simplemente aflojé el ritmo; sin problemas. El cuerpo prácticamente no se quejó, era en su totalidad una cuestión mental, de tranquilidad y de concentración.
Del "cartel endorfina" no ví a nadie, busqué banditas negras en las muñecas de los corredores pero no encontré ninguna, si encontré las rojas de las "águilas de fuego" y también las verdes, de los "no corredores que corren".
La hidratación estuvo bien, quizá por casualidad los puestos de Gatorade no estaban debajo de los sauces y se evitó aquel pantano de gelatina. La llegada tampoco pudo ser esa trampa mortal, sabía que por más que hubiese carteles y arcos no había llegado a ningún lado, así que corrí hasta encontrar la meta real.
Al final, chip por medalla, pasé a buscar una botella de agua; y otra de Gatorade edición limitada Nike 10K, de manzana: dulce pero bien. Ya quería escapar, pero se hizo inevitable la espera para el guardarropa, los organizadores cometieron el error de usar la misma carpa del año pasado y obviamente se saturó.
Casi me olvidaba, el grito de guerra de un tipo era:
"Vamos, vamos que ya están los ravioles"
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