
A esta hora se empieza a llenar de personas que quieren una buena foto de la Torre Eiffel, también el cielo se llena de estelas de aviones. Como nubes que duran horas.
En este momento, a corto plazo, pensaba en subir a la torre -después lo olvidaría- almorzar y luego ver el Arco del Triunfo de día (o al revés). Yendo para la plaza donde está el arco, me encontré con el Museo de Arte Moderno, Palais de Tokyo. Una construcción imponente, pero estaba vacía -sin exposiciones-, sólo servía de resguardo para algunas palomas y gente. Parecía bastante abandonado si lo comparaba con otros edificios.

Había de todo -en cuanto a comida- la mayoría eran pescaderías con productos frescos, o con especialidades (spécialité); los mariscos (cangrejos gigantes, langostas, langostinos, gambas) estaban en su mayoría vivos, muy vivos. También había verdulerías, carnicerías, panaderías y rotiserías.

Lo recorrí por completo, pasé por una verdulería y ví una (hortaliza o verdura) rarísima, me llamó mucho la atención porque me recordaba a la construcción de un fractal. Le pedí a la encargada si me dejaba sacar una foto y casi no podían creer lo que oían. Me dió cosa no poder comprarles algo en agradecimiento, porque no sólo me dejaron sacar, sinó que también me explicaron como se le llamaba y como se escribía el nombre.

Ví el Arc de Triomphe de día, estaba superpoblado de turistas, autos y ómnibus que traían más visitas constantemente. Ya no era lo mismo que en la madrugada. Me dí cuenta bien de que lo estaban arreglando el andamio en la parte superior se notaba mucho más.

Me llamó la atención un GPS bluetooth con el mapa de París, el hecho de saber que lo compraba a un precio superior me llevó a dudar, tampoco tenía muchos euros encima.

Estaba por entrar a la exposición: Images du Monde flottant, pero cuando me enteré de la hora desistí inmediatamente, no podía, lamentablamente. Será para otra ocasión. Tenía el Louvre.

La vista me llevaba hacia el Hotel des Invalides y el Musée de l'Armée.
Todo en reformas (hasta el sitio web) pero no tan intensas, sólo una minúscula sección estaba cubierta por andamios.
Las galerías del museo eran gratuitas y había una visita especial a la tumba de Napoleón, que era paga. Había leído sobre las múltiples capas de la tumba, notable.

Tomé un café, mientras contemplaba la variedad de personas que me rodeaban, algunos eran turistas y el resto, la mayoría, parecían locales. Se vé que sigue siendo lo que solía ser, me refiero a que no es únicamente para turistas, sigue funcionando como un café.
Pasé por la iglesia de Saint-Germain y luego por la Place Saint-Michel, la fuente de la plaza tenía el recordatorio a la liberación de la ocupación alemana, a la memoria de los muertos en combate. A esta hora, este punto de encuentro no estaba tan lleno como en la noche anterior, pero ya se empezaba a llenar. Antes del Louvre tenía que pasar por Notre-Dame.


Al fin, le tocó al Louvre. Imperdible obviamente. Como ya lo había corroborado varias veces, es inmenso. Prácticamente viene con advertencia: 'Elegí lo que querés ver y vé eso, si te queda tiempo libre, seguí con el recorrido del museo'. Cuando bajé para sacar la entrada, leí que era posible para la gente con menos de 26 años, haber entrado gratis el viernes. Ya era sábado. También leí que era gratis para estudiantes, me agarré la cabeza, no había traido ninguna credencial, libreta o documento "inútil" fuera de Buenos Aires. Pagué por eso. Es bastante diferente al Museo del Prado, principalmente debido a la magnitud del Louvre, me dió la impresión de estar en un laberinto tridimensional de salas y galerías. De todos modos fuí al grano: el retrato de Mona Lisa, La Gioconda.

Un vidrio o filtro de varios centímetros de espesor absorbe la mayoría de la luz proyectada hacia la pintura. Comparado con lo que esperaba ver, debo decir que ligeramente ví, a través del polarizado. Brutal, dicen que estuvieron 3 años para restaurarla. Hace 6 que está permitido sacarle fotos. Ves algunos con camaras descartables sin flash, creyendo que sacan una foto. Ves a los que se vienen preparados con las digitales configuradas para las peores condiciones de luz. Igual se vé, pensé. Pero el filtro defiende, sólo a varios metros del cuadro se puede ver bien, si te acercás, la luz sobre el cuadro empieza a decaer.
El Louvre es un producto de consumo masivo. El tipo que estaba ahí cuidando el cuadro me dijo -después de comentar lo de la restauración y eso (le pregunté si todos los días era así)- 'pero no ven que está amarilla la piel', 'no entienden que hubo que restaurarla', para cerrar un 'bienvenido a Francia' después de mi 'adiós'.

El hotel que me gustaba no tenía mas lugar 'Complet' dijo la viejita que atendía, macanuda, amable. Si vuelvo reservaré ahí. Le pregunté por donde había otro y me mandó a unas cuadras, fuí y tampoco tenían lugar. Pregunté lo mismo que al primero, fuí a otro, y a otro... Cuando me estaba por resignar a dormir en la Terminal (aeropuerto) encontré uno que tenía lugar. 45 euros, porque tenía ducha.

Al fin pude pensar en descansar.
A la mañana siguiente se terminaba París y volvía para Madrid que la sentía como casa desde donde estaba.
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