Otra vez de vuelta a Nevada y destino obvio: Las Vegas. La ciudad tiene un resplandor que se percibe a buena distancia, sobre el cielo una nube de luz rodea los hoteles casino. El recorrido en auto es de ocho horas e implica cargar en el camino, si salís con tanque lleno.
El calor que hace es imposible, en la noche se sentía la brisa cálida entrando por la ventana del auto. Los edificios son tanto o más exhuberantes de lo que pensaba. Más luego.
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